¿Puede realmente el «biogás» salvar la transición energética?
Marine Godelier (La Tribune), periodista en el polo de Transición Ecológica se pregunta si puede realmente el biogás salvar la transición energética.
Obligada a deshacerse de los hidrocarburos rusos, Europa multiplica las asociaciones para recibir cantidades masivas de gas natural licuado enviado por barco desde todo el mundo, a pesar del impacto nocivo de este combustible fósil en el medio ambiente. En esta situación y mientras los Veintisiete buscan reconectarse con una forma de “soberanía energética”, varios actores piden acelerar para desarrollar una alternativa local y baja en carbono: el biometano, o “biogás”.
Papel del biogás para salvar la transición energética
En momentos en que el escenario de un posible corte en los flujos de gas de Rusia a Europa está aterrorizando al Viejo Continente, hasta el punto de que algunos Estados temen escasez este invierno, la observación es implacable: hasta el momento, la transición energética sigue siendo una ilusión, ya que la gran mayoría de los países siguen estancados en los hidrocarburos.
Biogás para salvar la transición energética
Prueba de ello es la fiebre de los Veintisiete por el gas natural licuado (GNL) de origen fósil, transportado desde Estados Unidos o Qatar a precios desorbitados, cuyas importaciones se han disparado desde el comienzo de la guerra en Ucrania para evitar cualquier interrupción del suministro. Decidida en una emergencia, esta estrategia también debería durar ya que, desde TotalEnergies hasta Equinor pasando por Shell o Engie, todas las grandes empresas energéticas europeas firman numerosos contratos en esta dirección. Además, la mayoría de estas jugosas ofertas podrían durar décadas; lo suficiente para rentabilizar las siete infraestructuras portuarias de regasificación de GNL actualmente en proyecto o en construcción en todo el continente.
Y, sin embargo, a pesar de esta carrera por las energías contaminantes, los objetivos climáticos permanecen inalterables, lo repetimos en Bruselas y en los gobiernos nacionales. Porque más allá de estas respuestas coyunturales, alternativas aún en pañales deberían permitir, en una segunda etapa, iniciar la transición hacia un mundo “cero carbono”. Entre los cuales el biometano, o biogás, está destinado a sustituir a la mitad gran parte del gas fósil.
Escasa producción de gases renovables
A finales de 2021, Europa producía la mitad del biometano y el gas del mundo, según el informe de la Unión Internacional del Gas (IGU) en asociación con el Oxford Institute for Energy Studies (OIES), a través de una encuesta global sobre gases renovables y con bajas emisiones de carbono, en la que han participado un total de 21 países de los cinco continentes.
El objetivo era desarrollar una base de datos global sobre el estado de los proyectos de producción de biometano, biogás e hidrógeno bajo en carbono, bien en construcción o en distintas etapas de desarrollo, con el fin de evalur el estado de este mercado considerado vital para la transición energética y para lograr los niveles planteados de descarbonización.
Las principales conclusiones del informe señalan que la producción de gases renovables a nivel mundial es actualmente muy pequeña y tiene costes elevados, si bien tanto el biogás como el metano cuentan con un mayor número de plantas y mayores volúmenes de producción respecto al hidrógeno bajo en carbono.
Así, la producción global de biogás y biometano era de unos 400 TWH, equivalente al 1% de la producción global de gas natural (40.000 TWH), aunque su potencial es 20 veces mayor y podría reemplazar el 20% de la demanda mundial actual de gas natural. Esto equivaldría además a una reducción de 1,5 gigatoneladas de CO2 de emisiones. Sin embargo no hay todavía suficientes proyectos en desarrollo para llevar a cabo este potencial.
Más de la mitad de la producción se concentra en países de Europa (215TWH) y China (87 TWh). Y solo el 10% de la producción total de biogás en Europa (24 TWh) se convierte en biometano apto para inyectarlo en la red de gas natural, principalmente en Dinamarca y Alemania. El resto se consume cerca del punto de producción y a pequeña escala.
Continuar leyendo Proyectos por Países en El Economista
Reinva
Reinva es una compañía de ingeniería especializada en proporcionar un servicio completo a los procesos energéticos y de tecnología de vapor que requieren las plantas industriales. Reinva se encarga de realizar el diseño y ejecución de proyectos a medida y acompaña a sus clientes en sus necesidades de ingeniería, suministro, auditoría energética y eficiencia energética, instalación, mantenimiento y repuestos.
La compañía diseña y suministra equipos para procesos de combustión y de vapor, tales como calderas industriales y sistemas de combustión, mediante tecnologías innovadoras con el objetivo de lograr la optimización energética de los procesos de combustión. Al mismo tiempo, Reinva se centra en reducir las emisiones contaminantes de la instalación (CO2, NOx, CO, SOx y partículas). Además, se encarga de proporcionar el mantenimiento y servicio postventa más ágil para que las instalaciones de generación y producción de sus clientes no tengan que parar.